La confianza no es el punto de partida — es el resultado de presentarte
- 16 jun
- 2 Min. de lectura
Por Alejandra González
¿Alguna vez te has dicho a ti misma: “Lo que necesito es más confianza”?
Lo escucho muy seguido, de jinetes de todos los niveles.
Pensamos que la confianza es algo que deberíamos tener desde el inicio.
Pero lo que he aprendido, tanto montando como enseñando, es esto:
La confianza sin experiencia no es confianza. Es arrogancia.
La verdadera confianza se construye.
Con el tiempo, con repetición, con presencia.
Y para ganar experiencia, necesitamos algo que muchos jinetes no se permiten:
La posibilidad de equivocarse.
La confianza se cultiva, no se concede
La confianza no es un rasgo de personalidad con el que naces o no. Es un proceso.
Lo entendemos muy bien con los caballos jóvenes: no nacen seguros de sí mismos. Les damos apoyo, experiencias consistentes, y poco a poco, su confianza crece.
Con los jinetes pasa lo mismo.
Cada vez que montas un nuevo caballo, pruebas una habilidad diferente o te exiges más en una lección, estás saliendo de tu zona de confort. Eso no requiere certeza. Requiere valentía.
Y la valentía no significa hacerlo todo bien. Significa estar dispuesta a aprender.
Necesitas permiso para equivocarte
El progreso no nace de la perfección. Nace de la exploración.
Si sientes que cada monta tiene que salir impecable, o que cometer errores es un fracaso, estarás limitando tu crecimiento.
Pero cuando tratas cada sesión como una conversación —donde puedes hacer preguntas, experimentar y recibir retroalimentación— te das a ti misma (y a tu caballo) el regalo de aprender.
Algunas de las lecciones más valiosas que he aprendido vinieron después de haberme equivocado. He interpretado mal a un caballo. He perdido el equilibrio. He escogido una estrategia equivocada.
Pero esos momentos no fueron en vano. Me dieron la experiencia que necesitaba para seguir adelante con más conciencia y sensibilidad.
La presencia genera verdadera confianza

Muchas veces creemos que la confianza es ser firme, segura, decidida.
Pero en mi experiencia, los jinetes más confiados no se ven “valientes”. Se ven presentes.
Cuando estás en tu cuerpo, conectada con tu respiración, sintiendo tus isquiones, acompañando el movimiento del caballo, no estás adivinando. Estás sintiendo.
Y cuando hay sensación clara, hay claridad. Y eso genera confianza.
Por eso hablo tanto de conciencia corporal, respiración y biomecánica del jinete.
Porque cuanto más te entiendes a ti misma, más claro puedes comunicarte con tu caballo. Y más segura te sientes en tus decisiones.
Experiencia → Error → Aprendizaje → Confianza
No se trata de hacerlo bien desde el primer intento.
Se trata de regresar una y otra vez a la silla —con más suavidad, más habilidad y más confianza.
No hay atajos. Pero sí puedes acompañarte en el proceso con paciencia y compasión.
Así que si te sientes frustrada o insegura, recuerda:
No estás atrasada. Estás aprendiendo. Y eso significa que estás exactamente donde debes estar.
No necesitas esperar a sentirte segura para empezar.
Solo necesitas estar presente, tener curiosidad y atreverte a intentarlo.
La confianza llegará.
No como una emoción forzada, sino como el resultado natural de cada momento en que te presentaste con honestidad y con el corazón abierto.
Ale
Me agrada mucho esta filosofía