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El Impacto de la Alineación de los Pies en el Equilibrio y la Posición Pélvica Parte 2


En el mundo de la biomecánica ecuestre, la alineación de los pies juega un papel crucial en cómo nos sentamos, equilibramos y movemos con nuestros caballos. Mientras que la pronación—la rotación interna del pie—tiene su propio conjunto de desafíos, la supinación aporta una dinámica completamente diferente. La supinación ocurre cuando el pie rota hacia afuera, haciendo que más peso se distribuya a lo largo del borde exterior del pie, lo que puede afectar significativamente el equilibrio, la postura y la alineación del jinete en la silla.



¿Qué es la Supinación?


La supinación ocurre cuando el arco del pie es más alto de lo normal, lo que provoca que el peso se desplace hacia el borde exterior. Si alguna vez has notado un desgaste excesivo en los bordes exteriores de tus zapatos o botas, esto podría ser una señal de que tus pies tienden a supinar. En esta posición, el pie no absorbe los impactos de manera eficiente, y esta desalineación puede crear una reacción en cadena que afecta todo tu cuerpo.


En términos de equitación, la supinación provoca la rotación externa del fémur (hueso del muslo). Esta rotación externa puede causar que tu pelvis se incline hacia atrás, una posición conocida como inclinación pélvica posterior. Como resultado, la parte baja de la espalda se redondea y el coxis se mete hacia adentro, lo que afecta tu capacidad para mantener una postura adecuada y seguir el movimiento del caballo de manera fluida.



¿Por Qué es Importante para los Jinetes?


Para los jinetes, el equilibrio en la silla lo es todo. Cuando tu pie supina, la rotación externa puede desplazar toda tu pelvis hacia una inclinación posterior, desalineando tu postura. Esta inclinación pélvica posterior interrumpe tu capacidad de sentarte profundamente y mantenerte conectado con el movimiento de tu caballo.


Podrías sentir que estás constantemente compensando tu posición, lo que puede llevar a tensión en la parte baja de la espalda y las caderas, e incluso incomodidad en la parte superior del cuerpo mientras intentas recuperar el equilibrio. Con el tiempo, este desajuste también puede generar fatiga y reducir tu control sobre los movimientos del caballo, afectando tu rendimiento general.


Cómo Saber si Estás en Supinación


Para ayudar a los jinetes a evaluar si están lidiando con la supinación, aquí hay algunas pruebas sencillas:


1. Prueba de Desgaste del Calzado: Observa las suelas de tus botas de montar o zapatos diarios. Si los bordes exteriores están más desgastados que los interiores, esta es una señal clásica de supinación.

2. Prueba de Pie Descalzo: De pie, sin zapatos, en una superficie dura, levanta ligeramente los dedos de los pies. Si el peso se desplaza notablemente hacia el borde exterior de tus pies, esto indica una tendencia a la supinación.

3. Siente tu Posición en la Silla: Mientras montas, observa si tu pelvis parece meterse hacia adentro, lo que dificulta mantener una postura erguida. Si te sientes redondeado o te cuesta sentarte profundamente en la silla, tus pies podrían estar contribuyendo a este desajuste.


Ejercicios de Fortalecimiento y Propiocepción para los Pies Supinados


Una vez que hayas identificado la supinación, enfocarte en fortalecer y mejorar la flexibilidad de tus pies puede ayudar a restaurar el equilibrio. Aquí tienes algunos ejercicios dirigidos:


Inversiones de Tobillo: Sentado con las piernas extendidas, inclina lentamente los pies hacia adentro, manteniendo los talones en el suelo. Mantén la posición unos segundos y luego vuelve a la posición neutral. Esto ayuda a fortalecer los músculos en la parte interna del pie y el tobillo, lo que puede contrarrestar la rotación externa del pie.

Separación de Dedos: Descalzo, separa los dedos de los pies lo más que puedas y mantén la posición durante unos segundos antes de relajarlos. Este ejercicio mejora el rango de movimiento del pie y aumenta la propiocepción, ayudando a equilibrar la distribución de presión en el pie.



Equilibrio en Una Pierna sobre Superficie Blanda: De pie sobre una pierna en una superficie blanda como una esterilla de yoga o una almohadilla de espuma. Enfócate en mantener el pie equilibrado y centrado, evitando la rotación externa. Esto no solo fortalece los pies, sino que también mejora la conciencia corporal y el equilibrio general.

Levantamientos de Talones: De pie, con los pies separados al ancho de los hombros, eleva lentamente los talones, mantén la posición por unos segundos y luego baja. Este ejercicio fortalece los arcos y ayuda a distribuir el peso de manera más uniforme.


Al incorporar estos ejercicios en tu rutina, puedes corregir la rotación externa de tus pies, mejorando tanto tu equilibrio como la alineación pélvica en la silla. La clave está en mantener la consciencia de cómo tus pies interactúan con los estribos y realizar pequeños ajustes que puedan crear mejoras duraderas en tu postura general al montar.

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